martes, 20 de diciembre de 2016

Acompañando el aAdviento con otra poesía y un regalito


El rey

Duerme, Niño, en el pesebre:
tu padre y tu madre velan.
No elegiste cuna de oro,
preferiste las estrellas.

No tienes súbditos reales
pero entonan tus canciones
del cielo, ángeles todos;
de la Tierra, los pastores.

Un acolchado de seda
merecería tu cuerpito
Pero . .  ¡qué te importa eso!
Tienes el cielo infinito.

Mas, todo el que viene a verte,
de emoción lleno se hinca
y no lo hace pro miedo:
es el Amor quien lo obliga.

¿Saben que vienes por ellos?
¿Qué la noche está bendita?
¿Qué  a partir de este momento
la Historia está dividida?

¿Lo desconocen? ¿Lo intuyen?
No importa: la Fe los lleva.
Pues no fueron los Doctores
de  la Ley, que le creyeran.

Lo salvaste,  me has salvado…
¿Qué más pedirle a esta noche,
cuajada por las estrellas,

celada por los pastores?



¡Sigamos preparándonos con alegría!

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